La Realidad Aumentada

En los próximos años se avecina una transformación y convergencia entre lo real y lo virtual. Aproximadamente en 5 años, seremos testigos de una verdadera revolución de lo sentidos. La tecnología nos permitirá acceder a un mundo paralelo donde se mezcla la realidad y la virtualidad. Eso, que tantas veces hemos visto en las películas, lo vamos a ir teniendo en infinidad de dispositivos, en breve. De hecho, hay smartphones que ya lo tienen, pero es una realidad aumentada incipiente. Lo bueno, está por venir.
Por supuesto, que el desarrollo de aplicaciones que hagan posible la realidad aumentada dependerá en gran medida, de las previsiones económicas que pueda tener el sector, y por lo visto, hasta ahora, son bastante buenas, lo que favorecerá la reducción en los tiempos de implantación. Y es que se trata de aplicaciones cuya utilidad se podrá ver en sectores tan dispares como la medicina, astronomía, turismo, defensa, educación, minería, meteorología, publicidad, etc …
Qué ventaja comparativa podemos ver en la realidad aumentada?. Pues que además de ser aplicable en un sinfín de sectores, la RA destacará por el uso de la miniaturización y la portabilidad. Pero antes de adentrarnos más en este campo, debería explicar para qué nos puede servir la RA. Cuando hablamos de realidad aumentada, estamos hablando de una tecnología que nos ofrece una información virtual y lo hace superponiendo en tiempo real, imágenes, vídeos, documentos, subtítulos de idiomas, audio y todo el mundo multimedia existente, sobre imágenes del mundo real. Sin duda alguna, dispondremos de una nueva lente aumentada para ver el mundo que nos rodea.


Imaginaos que nos compramos unas gafas, ¡qué digo, gafas!, unas lentillas, fijaos en la miniaturización del dispositivo, donde se sobreimprima directamente información sobre todas las estrellas, asteroides, nebulosas, supernovas, planetas, constelaciones, galaxias, que podamos ver en una noche estrellada de verano. Nosotros estamos viendo la realidad de la noche estrellada y según fijamos la vista hacia un punto, nos va apareciendo información, datos, imágenes, vídeos, audio, etc … acerca de eso que estamos observando. Podríamos estudiar el espacio que vemos, sin necesidad de movernos de nuestro jardín y sólo con unas lentillas. Quien dice lentillas, dice móviles, smartphones, tablets, netbooks, portátiles, Webcams, consolas, etc …
En Internet hay una tendencia denominada 2.0 en la cual, se empieza a ver que los contenidos generados por los usuarios son más numerosos y aceptados que los que generan las empresas. Por qué digo esto?, pues porque para que la RA sea posible, deberá nutrirse de contenidos tanto de proveedores como de usuarios, junto con desarrollos en software que creen aplicaciones necesarias para el reconocimiento visual y que realicen el procesamiento de imágenes. Incluso, los fabricantes de dispositivos tendrán que evolucionar, y las comunicaciones serán vitales para tener una disponibilidad de conectividad permanente, puesto que lo que estemos viendo en un momento dado ha de ser complementado con una información virtual.

Pero qué utilidad puede tener la RA (Realidad Aumentada)?, pues por ejemplo, si vamos a comprar ropa o calzado no necesitamos probarnos físicamente el producto y esto facilitará la venta por Internet. La publicidad cambiará totalmente. Los anuncios por TV, prensa y radio serán minoritarios. Por ejemplo, podremos estar en la Fontana de Trevi, en Roma, y mientras la admiramos, nos sale información acerca del autor, la época en la que vivió, el período artístico al que perteneció, etc …, con una música de película y con imágenes de ciertos detalles del monumento. Pues bien, a lo mejor en un recuadro nos puede aparecer publicidad de un museo de la ciudad o de una exposición, galería de arte, etc …

La transparencia, portabilidad, comodidad y en definitiva, utilidad, será lo que determinará el destino de la realidad aumentada, pero sería formidable estar sentado en una terraza tomando una cerveza bien fresquita, mientras admiras el palacio Real de Madrid y cuentas con toda la información de su arquitecto, estilo arquitectónico, el rey que sufragó el gasto, su reinado y el entorno en el que se desenvolvió, ver las estancias de palacio y tener información de su decoración y artistas que pintaron los cuadros que cuelgan en sus paredes, o los tapices que adornan las salas con información de la Real Fábrica de Tapices. En fin, si esto lo aplicamos a la educación imaginaos, si lo aplicamos a la medicina, un médico tendría toda la información del paciente en sus gafas, hasta la tensión que tiene el enfermo.
Lo dicho, la realidad, en este caso aumentada, supera la ficción.