FRASE DEL AÑO


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"Al político ni agua, y si tiene sed, polvorones".


lunes, 11 de abril de 2011

La Cosa Nostra (II)

En este artículo me interesa reflejar la rebelión judicial y social como instrumento para mejorar la sociedad. Lo más importante, es que jueces, magistrados y fiscales se unieron con gente anónima del pueblo y entre todos plantaron cara a una de las mayores y más peligrosas organizaciones dedicadas al crimen, la Cosa Nostra.
Buscetta murió de cáncer en el 2000, a la edad de 71 años, pasando sus últimos años de forma pacífica en los Estados Unidos. Pero antes, en 1992, tuvo que vivir la muerte de su confesor, de su esperanza, de su arma para llevar a cabo la venganza que pensaba servir en un plato muy frío, la muerte de Giovanni Falcone.
Y es que, por primera vez en la historia de la lucha contra el crimen organizado, una serie de jueces, pero sobre todo los magistrados que formaban el grupo Antimafia de la Fiscalía de Palermo, fueron conscientes de que para desarticular el entramado criminal al que se enfrentaban había que coordinar todas los esfuerzos posibles e imponer la ley a todo el complejo y podrido sistema de poder italiano en el que la criminalidad de la Cosa Nostra constituía sólo una parte.
Había que sentar en el banquillo a todo el sistema político mafioso y para ello, había que enfrentarse a Andreotti, entre otros, con todo lo que eso implicaba. Recordemos que la Mafia había nacido en Sicilia como una hermandad subversiva contra la Inquisición y se ha mantenido durante siglos, basándose en el respeto a la justicia natural y el honor.


No se trataba sólo de dar golpes al sector criminal de la organización. Había que llegar al mismo corazón de la Mafia, acabando con una de las claves que han hecho posible que la mafia siga perdurando. Me refiero al rígido y estricto código de la omertá, por el cual, nadie habla, sólo reina el silencio y poco a poco a lo largo de los siglos se ha ido construyendo un sólido muro que separa el mundo ilegal de la Cosa Nostra –Mafia y el mundo legal del resto de la sociedad. Según Falcone, la mafia era peligrosa por su capacidad para poner en práctica estrategias dentro de una estructura unitaria, que la asemejaba a la de un Estado paralelo, pero con unas reglas inflexibles impuestas a base de violencia pura y dura.
Estos jueces incorruptibles y valientes vieron que la guerra desatada por los corleoneses había dejado muchas grietas, desencantos, rencores y decidieron aprovecharlo para destapar secretos del mundo mafioso. Tomasso Buscetta fue el primer informante “pentito”, pero a él le siguieron otros muchos “hombres de honor” y todo ese torrente de información sería aprovechada para instruir el gran proceso a la mafia de 1986.
2 años duró el maxiproceso. Cientos de mafiosos fueron sentados en el banquillo. Aunque algunos fueron condenados, muchos otros fueron absueltos por falta de pruebas, entre ellos, Lucciano Liggio, ni más ni menos. Pero esto fue un revulsivo para la sociedad civil italiana, que por primera vez, veía sentados en el banquillo a gente, hasta ese momento, intocable. Incluso el ayuntamiento de Palermo, con su alcalde a la cabeza, Leoluca Orlando, se presentaron como acusación particular en el macrojuicio. Se empezaba a perder el miedo. Muchos valientes despertaban de su letargo.
Pero hasta 1991, la lucha contra la mafia, va a quedar en standby. Jueces que absuelven a capos, nombramiento de cargos judiciales que desechan la posibilidad de ir a por la Mafia. Esta situación hace vulnerable a los jueces, como Falcone. De hecho, Totó Riina, según testimonio de arrepentidos, barajó la posibilidad de matar a Falcone de distintas formas. Pero en 1991, desde Roma (Ministerio de Justicia) se empieza a coordinar la lucha contra el crimen organizado en toda Italia. Jueces que habían obstaculizado la labor de lucha contra la mafia son apartados. Muchos condenados absueltos regresan a prisión. Esto provoca la ira de la Cosa Nostra y Falcone es su objetivo.
El 23 de mayo de 1992, 400 kilos de tritol fueron colocados en unas tuberías de desagüe situadas bajo el asfalto de la autopista que une el aeropuerto de Punta Raisi con Palermo. Volaron por los aires, Giovanni Falcone, su esposa, la magistrada Francesca Morvillo y 3 escoltas. 2 meses después moría su colaborador más fiel, el juez Paolo Borsellino, junto con 5 escoltas en un atentado similar. Totó Riina volvió a jugar fuerte y a demostrar quién mandaba en Sicilia, pero estos asesinatos no produjeron miedo. Los sicilianos tuvieron 2 cojones para colgar sábanas desde sus casas, con pintadas en contra de la Mafia y salieron a la calle a manifestarse y a decir, BASTA YA!!!
En enero de 1993, Totó Riina es detenido cerca de Palermo, al volante de un Citroën en estado lamentable. Aspecto humilde, austero, sin altanerías, se hizo pasar por un trabajador cualquiera y casi lo consigue. Fue condenado a cadena perpetua. Por cierto, al día siguiente de la detención, a Lucciano Liggio le dio un ataque al corazón y falleció.

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