FRASE DEL AÑO


FRASE DEL AÑO

"Al político ni agua, y si tiene sed, polvorones".


martes, 5 de octubre de 2010

Sergio Leone, el director

Para mí, existe un antes y un después en el western. Y esa línea la pinta Sergio Leone. Cuando se habla de este genial director, hay que hablar de alguien que ama su trabajo. No dirige por dirigir, sus proyectos estaban muy meditados, muy estudiados. Su carrera filmográfica no es muy extensa, pero si intensa. Cada película que realizó intentó acercarnos de la forma más clara y didáctica a ese mundo.

Sergio Leone se interesó por 3 géneros: el western, la mafia, la Historia. En el western, realizó una trilogía, por la que es recordado y que a su vez injustamente abanderó un subgénero que fue el del “spaghetti western”. Y digo, injustamente, porque Sergio Leone no tiene nada que ver con ese subgénero. Dicha trilogía fue: Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo. Hizo otro western, que en mi humilde opinión es una obra de arte: “Once upon a time in the west”, traducido por Hasta que llegó su hora. También dirigió “Once upon a time the revolution” , traducido por Agáchate maldito , pero tuvo menor éxito, también es verdad que era de peor calidad, a pesar de contar con 2 actores buenísimos como James Corburn y Rod Steiger.


En el mundo de la mafia, hizo “Once upon a time in America” y en el género histórico, dirigió, el “Coloso de Rodas”, sustituyó a Robert Aldrich en “Sodoma y Gomorra”, y antes de morir, llevaba tiempo planificando lo que seguramente iba a ser una obra cumbre en el cine. El proyecto se iba a llamar “Leningrado”, y estaba referido a la Revolución rusa de 1.917. Lástima que no la pudo terminar.

En todas sus películas, Leone fijaba su impronta como director detallista, conocedor de lo que contaba, se puede hablar de un documentalista en toda regla antes de dirigir. Le interesaron los procesos convulsos de la Historia, por eso se acercó a la Revolución mexicana, a la llegada del ferrocarril al oeste y lo que eso implicaba, a la Mafia como generadora de una sociedad civil paralela a la oficial y que se guiaba por sus propias reglas y se murió queriendo plasmar la revolución rusa.

Antes de rodar, Sergio Leone, había hecho un auténtico estudio de lo que iba a transmitir en sus imágenes. Si nos contaba algo del western, se interesaba por conocer el aspecto humano de las gentes, la miseria social y humana de los fuertes y de los cobardes, los intereses que se movían. Cuidaba al máximo la vestimenta de los actores, incluso los revólveres eran réplicas exactas de los originales, él las mandaba hacer, todos los sonidos formaban parte de la atmósfera que quería transmitir (molino que gira con los engranajes oxidados, sonido de la locomotora del tren en una estación, botas con sus espuelas que andan sobre el suelo de madera, incluso moscas pesadas por el calor zumban histéricamente), tanto era así que la banda sonora original era compuesta antes de rodar y Sergio Leone ordenaba que en el rodaje se escuchara en cada escena. Imaginaos el ambiente que creaba.

Y el creador de estas bandas sonoras siempre era el mismo, otro italiano y amigo suyo, Ennio Morricone, ambos amigos se reunían y trazaban las líneas de lo que iba a ser la musicalidad de las imágenes, y es que los 2 lo vivían y por extensión todo el equipo de rodaje.

Siempre le gustó plasmar de cerca las expresiones de sus actores, en definitiva, de los personajes que estaban representando y que a Sergio Leone le interesaba resucitar. Quería que el espectador no perdiera ni uno de sus gestos en los momentos culminantes. El maquillaje era vital para dar la suficiente credibilidad, y en sus películas no se veían pistoleros engominados, y con la camisa almidonada, todo lo contrario, el polvo era el rey, y pantalones, camisa, sombrero, botas estaban cubiertos de él.

Estéticamente potenció una prenda que nunca se había tenido en cuenta en el western, pero que en afán por conocer, Sergio Leone supo que los vaqueros y pistoleros llevaban guardapolvos para refugiarse del frío, del polvo y del calor, era el famoso efecto telúrico que impregna a todos sus personajes, de hecho Clint Eastwood, siempre aparece con su poncho. Esa era la explicación.

Los travelling era una forma de mostrar planos generales de la vida social de una ciudad del oeste acompañados por la genial música de Morricone, paisajes áridos, secos que se entremezclan con caracteres rudos, miradas retadoras, frases lapidarias, muertes a sangre fría, y es en la venganza donde Sergio Leone se mueve como pez en el agua. Toda su filmografía estará caracterizada por la venganza del débil contra el fuerte, despiadado y poderoso.

Sin duda, este genio del cine que nació en Roma, nos ofreció otra imagen del western que hasta su llegada no habíamos conocido. Alguien que es capaz de dar la vuelta así a un género entero, no se le puede desprestigiar diciendo que hacía spaghetti western. Pero Sergio Leone, nunca perteneció al “establishment” de Hollywood y eso molestaba.

Gracias Leone, por todo lo que nos has dejado.

1 comentario:

  1. Si estoy toltamente de acuerdo, era un auténtico genio y los diálogos insuperables. Y la combinación entre Leone y Morricone un bombazo de sensaciones en las películas.
    Y que decir de esos momentos de auténtico sinlencio. Ese momento de tensión, que sabes que algo va a ocurrir, por supuesto algo nada bueno.
    Ayyys necesitamos más directores como Sergio Leone.
    Saludos. Bufi

    ResponderEliminar

Si quieres opinar sobre este artículo, habla pueblo, habla: