La Orden del Santo Sepulcro

Como casi todas las órdenes de caballería, ésta también surgió en la época de las Cruzadas, para situarnos en el tiempo, estaríamos hablando del S. XI, en plena Edad Media (justo en la división entre Alta Edad Media y Baja Edad Media). Es considerada la primera y más antigua orden de caballería de las creadas en Tierra Santa.

El impulsor de esta orden fue Godofredo de Bouillón, al que por distintos avatares de poder, Enrique IV le concedió el ducado de la Baja Lorena, ducado que le pertenecía por herencia, pero intereses contrapuestos con el rey no le habían permitido heredarlo directamente.

Para que os hagaís una idea del personaje en cuestión, Godofredo era tan religioso, que no dudó en vender casi todas sus pertenencias para unirse a la Primera Cruzada alentada desde el Concilio de Clermont, de hecho en su camino a Jerusalén, fue el primero de los grandes jefes de la Primera Cruzada en llegar a Constantinopla, no sin perpetrar grandes destrozos y derramamiento de sangre a su paso por tierras húngaras. Falleció siendo gobernador de Jerusalén por causas aún no esclarecidas.


El nombre de la orden está recogido por la tumba de Jesucristo (el santo sepulcro), y la misión de esta orden es proteger el santo sepulcro con 50 caballeros, así como ayudar militarmente a los reyes de Jerusalén, de quienes dependían directamente, pues en ellos recaía el maestrazgo de la orden. De hecho Godofredo encomendó a 20 canónigos del clero regular a entonar perpetuamente los oficios divinos y celebrar los santos misterios, y la cruz de Jerusalén será el emblema gráfico utilizado por la Orden como símbolo del sacrificio de Cristo.

Esta orden siempre ha estado compuesta por numerosos miembros distinguidos de la nobleza europea y en España se ha dedicado a obras de caridad con un régimen especial dentro de la iglesia católica. Sin duda, ser armado caballero sepulcrista ante el mismo sepulcro de Cristo significaba la más alta muestra de honor que un caballero cristiano podía recibir.

Entre las categorías que formaban parte de la orden estaban los caballeros, los canónigos y los peregrinos. Aunque siempre conservará un espíritu nobiliario y tanto las posesiones como las riquezas que acumulan serán objeto de pugnas con la Santa Sede y con 2 de las monarquías más importantes de Europa en esos momentos, que eran Francia y España, cuya clara intención era ejercer su maestrazgo. Al final, se llevó el gato al agua, la Santa Sede.

La Orden del Santo Sepulcro es de tal importancia que todavía hoy goza de primacía en todos los actos religiosos y oficiales por delante de las demás órdenes. Un hecho curioso, es que admite damascaballeros y lo viene haciendo desde sus inicios, aunque han sido las menos. En España, sus reuniones y funciones religiosas se efectúan en el templo de San Francisco El Grande en la intersección entre la calle Bailén y la Gran Vía de San Francisco de Madrid, siendo considerada la sede espiritual de la orden y lugartenencia de la España occidental cuya jurisdicción se extiende por las comunidades autónomas de Andalucía, Cantabria, Castilla y León, Castilla la Mancha, Madrid, Galicia, Extremadura, Canarias, La Rioja, Murcia, Vascongadas, Asturias y Ceuta y Melilla, aunque es en Calatayud donde se encuentra la Casa Madre y donde una vez al año celebran Capítulo General.

En la Iglesia de San Francisco el Grande podemos apreciar en el frontón de la fachada, el escudo del Santo Sepulcro y las cinco cruces potenzadas, como vinculaciones más estrechas a la Orden, y para ser admitido, cada caballero ha de ser cargo público o militar, licenciado o doctor, aunque esto queda suplido si se pertenece a la nobleza. La admisión se realiza por unanimidad de todos los miembros según cumplimiento riguroso de los estatutos.