Creer or don´t believe

Vivimos en un mundo en el que todo es cambiante a un ritmo demasiado rápido. Tenemos nuestras ideas y pensamientos acerca de las cosas, y hay tanta información y aún más desinformación que al final nuestras ideas que creíamos firmes se tambalean y no sabemos qué pensar en un momento dado,  porque alguién nos ha convencido de lo contrario o por lo menos lo ha intentado, aunque haya sido con un discurso demagógico y maniqueísta.

A qué se debe esto?. Bueno, yo lo achaco a esa vorágine en la que vivimos. Nuestras ideas no se posan, no reflexionamos sobre los cambios, no contrastamos opiniones serias y acreditadas. Es decir, todo nos vale, y todo lo asumimos, con un desparpajo tal, que luego no dudamos ni un sólo segundo en transmitírselo a los demás, sin tener muy claro si lo que hemos oido, nos han dicho o hemos leido es así o no.

Esto nos lleva claramente a la ceremonia de la confusión, que tenemos en nuestra cabeza y que contagiamos a los demás y por otro lado, nuestro edificio mental, del pensamiento y de las ideas, poco a poco se resquebraja empezando a mostrar fisuras. No cuestionamos nada, todo nos sirve, cuanto más espectacular mejor, porque así los demás nos hacen más caso y no nos damos cuenta que acabamos mostrando una faceta totalmente sensacionalista y amarilla, faceta que encima criticamos cuando lo hacen otras personas o medios de comunicación. Ojo, empezamos a ser víctimas de terceros.

Esto nos empobrece, nos empequeñece y nos hace fácilmente manipulables por parte de nuestros familiares, compañeros, amigos, empresas, gobiernos, etc ..., es importante evitarlo. Yo pienso que un ejercicio vital es cuestionarse las cosas que vemos, oimos y leemos. Seguramente un gran porcentaje de la información que recibamos sea buena, aún así cuestiónala, muestra tu punto de vista y aprende a ser singular, no sigas al rebaño, porque corres el peligro de dar lana y que cuando menos te lo esperes, te esquilen.

Muruburoso.